miércoles, 29 de julio de 2009

Descontrol

Embadurnadas de fragancia, las calidas palmas de sus manos acarician mi espalda. Se precipitan desde mis hombros hasta el final de mi dorso descubierto, tratando de delinear una serpiente, para volver a subir lentas y apretadas por mis costados. He prometido no volver a sucumbir. Pero sus manos vuelven a perfilar mi espalda, mis pensamientos acallados quieren que la punta de sus dedos rocen ligeramente mi pecho, quieren que se adentren tenuemente por mi falda. Despierto un traidor deseo que me ahoga. Huelo su torso desnudo y mi cuerpo se estremece. Sus manos suben, bajan, se deslizan y mi deseo se descontrola. Deseo que me aprieten más y más, que se muevan mas profundas y rápidas, necesito que sus manos me digan que el también esta descontrolado.

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